Coaching y descubrimiento.
- OSCAR PORTALES
- 23 ene
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 24 ene
Las personas somos capaces de pasar largos periodos de nuestra vida pensando en los cambios que necesitamos hacer para mejorar nuestros asuntos personales, de pareja, en el trabajo, la familia, etc… Pensamos en ello, lo repensamos y lo volvemos a pensar, aunque no ocurre nada distinto cada vez que lo hacemos
En realidad no somos pocos los que actuamos así, además de conocer a gente cercana que también tiene este tipo de actitud: “Pasar el tiempo pensando en lo que nos ocurre”. Y esta situación se prolonga por largos periodos porque en realidad, no conseguimos hacer nada efectivo que nos saque de una indeseada situación.

Puede ser que con esa intención de mejorar las circunstancias, pongamos en práctica algunas ideas o consejos externos que simplemente nos ocupan mientras duran, pero que al poco tiempo nos vuelven a situar en el punto de partida. En este momento se vuelve una evidencia nuestra falta de acierto en dar con aquello que necesitamos.
Cuando esto sucede nos frustramos y aumenta en nosotros la desesperanza, haciendo que volvamos a intentar ocupar nuestro tiempo sin finalidad alguna que vaya más allá de dejar de pensar en nuestro inquietante estado. Y nos repetimos…, nos repetimos y nos volvemos a repetir, de la misma manera en que un hámster da vueltas en la rueda de su jaula. Los primeros en perder la ilusión empiezan a tener diálogos consigo mismos y con los demás algo pesimistas, empeorando aún más su situación, a la vez que comienzan a perseverar en sus interacciones desesperanzadas.
La perseverancia es una valiosa actitud tan solo si la ponemos en práctica de forma inteligente. Para ser perseverantes en los pasos que damos o en nuestros propósitos, necesitamos que nuestras acciones nos comiencen a dar un feedback positivo en mayor o menor medida y este nos resulte realmente significativo acortando la distancia con nuestra meta. Si esto no ocurre, es decir, si la perseverancia en un objetivo no nos acerca mínimamente al mismo, es muy probable que debamos revisar tanto nuestro objetivo, como la manera en la que intentamos alcanzarlo, antes de abandonarnos a la suerte.
Por otro lado, insistir en ocupar nuestro tiempo para no pensar en lo indeseable de nuestra situación, no nos va a llevar a un lugar mejor. En cambio, podemos estar malgastando un tiempo valioso que empleado de una manera más adecuada, nos serviría para mejorar muchas cosas.
Para las personas presas del más profundo pesimismo y desesperanza, esto de que ocuparse de la manera más adecuada puede reportarnos grandes beneficios, debe sonarles a chiste, convencidas de haber empleado bien el tiempo o de todas las formas posibles. A menudo, no creen en la posibilidad de vivir de otra manera, como tampoco creen en que existen caminos al alcance para lograrlo. No por ello deben ser objeto de juicio, hay situaciones que podrían destruir la ilusión de cualquiera.
Lo cierto en el ser humano, es que, como menciona en su libro John C. Maxwell, “Cuando un individuo no sabe lo que no sabe, no cree”. Valiéndonos de esta elocuente afirmación, podemos llegar a la conclusión de que para creer más en nosotros mismos y en nuestras posibilidades de mejorar nuestra existencia, quizás nos esté faltando algo de sabiduría.

Y es para cambiar esta falta de sabiduría en las personas sobre aquello que no saben, para lo que se presenta en nuestras vidas el Coaching. El Coaching, como muchos sabréis, principalmente es un método empleado para el descubrimiento de lo que no sabemos de nuestro entorno y de lo que no sabemos sobre nosotros mismos como individuos. Se emplea para descubrir posibilidades a nuestro alrededor que pasan desapercibidas, además de para descubrir habilidades, capacidades, emociones, fortalezas en nosotros mismos y en los demás. Para descubrir pasos fallidos, debilidades, temores y lograr la manera de no repetirnos en ellos haciéndonos posible abandonar el papel de ese hámster que corre y corre sin moverse del sitio.
Lo esencial en el Coaching es que tiene un propósito elemental: mejorar nuestras vidas. Para descubrir que se puede si realmente adquirimos el compromiso del cambio, haciendo que el pesimismo y la desesperanza no sobrevivan a una acción con sentido para nosotros mismos, bien encaminada.
Cuando formulamos buenas preguntas a nuestra vida, nos proyectamos en la necesidad de vivir con un mínimo de armonía, dando sentido a nuestras acciones, preguntándonos a veces por el sentido y otras veces por la manera en que lo hacemos. Es cierto que las respuestas siempre las van a residir en nuestro interior, pero no es menos cierto que nunca es demasiado tarde para descubrirlas.



